
Toda mi vida gira en mi cara,
y mi cara es cual boca
ante una ciega tribuna:
hablando sin decir nada
—decir sin ser escuchada—.
Ojo hay ninguno
en mis senos óseos
que sí certifican el brillo.
Y soy un espanto seguro
en los más fastuosos ojos
enfilados en primera línea.
Mi valor conmueve todos los derechos
debatidos entre cara y triángulo.
Y a pesar de que nunca
podré estar quieta,
el sudor de tus manos
es lo único que ha hecho
distinto mi sarro
al de otras monedas.
Hanzel Lacayo
Tomado de: "Hasta el fin" (2011) ©
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